jueves, enero 31, 2013

Que nadie se confunda, o no les confundan


Que nadie se confunda, o que no les confundan. En los partidos políticos hay gente con dedicación exclusiva o cargos ejecutivos que perciben un salario del partido, salario o retribución declarada a Hacienda, perfectamente legal y que aparece en la cuentas del partido que audita el Tribunal de Cuentas.

Esas percepciones  deben aparecer por tanto en la declaración de la renta de cada una de esas personas, y no crea mayores problemas. Todo el mundo tiene derecho a cobrar por el trabajo que desempeña. Ahora bien, que no asimilen eso con una contabilidad al margen de la contabilidad legal, con unas notas manuscritas de cualquier manera de aportaciones millonarias de empresarios amigos que, casualmente, han resultado beneficiados por sus gobiernos con concepto y anotaciones oscuras, y que quieran hacernos creer que esas es la contabilidad que van a volver a auditar. Esa no se va a enseñar, ya la ha mostrado Bárcenas.

Pero por otra parte, que no se olvide que hay gente en los partidos con cargos orgánicos y con cargos institucionales que no cobramos nada, que no percibimos ni un céntimo del partido, y que aportamos nuestro trabajo y nuestras ideas a nuestra organización sin percibir nada a  cambio, más allá de la gratificación personal que tengamos cada uno de ayudar a nuestra manera, a las personas y al triunfo de nuestra forma de crear sociedad civil, más igualitaria y más justa para todos, y desde el espacio que se nos ha cedido para ello.

Eso se llama vocación de servicio público. Y cada día está más claro quién no ha sido inspirado con ella, ni cree en la misma.