jueves, abril 04, 2013

34 años de Ayuntamientos para las personas


Se cumplen 34 años de las primeras elecciones democráticas de ámbito municipal. Esa elecciones que constituyeron un paso adelante para consolidar la democracia en nuestro país, esa joven democracia que estaba en sus inicios;  pero también ayudó a la consolidación de la libertad y los derechos ciudadanos, tras el tiempo de oscuridad y represión que supuso la dictadura los ciudadanos podían volver a ejercer su derecho a voto para elegir a sus representantes más cercanos, los representantes municipales, y poder constituir así los primeros gobiernos municipales de la Democracia.

                Tras muchos años de movilizaciones ciudadanas, de muchos gritos reclamando la libertad se consiguió, y hubo una alta participación que era reflejo de la alegría de poder volver a elegir. Esas elecciones supusieron que se eligiesen alcaldes como Enrique Tierno Galván en Madrid, y  el espectacular renacimiento de la vida cultural y social, adormecida durante el franquismo.

                Muchos jóvenes que hoy participamos en política de forma activa tenemos esa misma edad, o casi, y hemos crecido en esa sociedad donde se avanzaba en libertades y donde se creía en lo que era la Democracia, en toda la extensión del término.

                Hoy, 34 años después celebramos este aniversario casi en tiempo de tinieblas de nuevo, después de todos estos años disfrutando de libertad y de los grandes avances en la consolidación de derechos retrocedemos cada día a pasos agigantados en libertades públicas y en derechos ciudadanos, tenemos un gobierno que ataca de forma irresponsable la autonomía municipal, sin financiar sus competencias y obligando a alcaldes y concejales tras los diferentes planes a proveedores a concertar créditos que favorecen a las entidades financieras exigiéndoles a cambio importantes y obligatorias subidas de tasas y precios públicos que no van acompañados de una nueva carta de servicios públicos para el ciudadano. Ahora, 34 años después esos representantes municipales que suponían entonces el ejemplo de haber recuperado la libertad están denostados y atacados permanentemente si valorar que son los que cada día están más cerca del ciudadano, los que saben lo que ocurre con la cada vecino de su pueblo, aunque a veces en algunas grandes ciudades no exista tal cercanías. Esos representantes municipales en muchos casos trabajan sin cobrar nada a cambio,  con un claro afán de servicio público sin más, sacando tiempo de donde no lo tienen y llevándose a casa más preocupaciones de las que deberían.

                Por eso, este aniversario debería servir como homenaje a todos esos Alcaldes y concejales que llevan a cabo su tarea de representante público municipal de forma honrada, y para reivindicar el papel de los Ayuntamientos ante la reforma en el ámbito local que pretende el Partido Popular. 

jueves, enero 31, 2013

Que nadie se confunda, o no les confundan


Que nadie se confunda, o que no les confundan. En los partidos políticos hay gente con dedicación exclusiva o cargos ejecutivos que perciben un salario del partido, salario o retribución declarada a Hacienda, perfectamente legal y que aparece en la cuentas del partido que audita el Tribunal de Cuentas.

Esas percepciones  deben aparecer por tanto en la declaración de la renta de cada una de esas personas, y no crea mayores problemas. Todo el mundo tiene derecho a cobrar por el trabajo que desempeña. Ahora bien, que no asimilen eso con una contabilidad al margen de la contabilidad legal, con unas notas manuscritas de cualquier manera de aportaciones millonarias de empresarios amigos que, casualmente, han resultado beneficiados por sus gobiernos con concepto y anotaciones oscuras, y que quieran hacernos creer que esas es la contabilidad que van a volver a auditar. Esa no se va a enseñar, ya la ha mostrado Bárcenas.

Pero por otra parte, que no se olvide que hay gente en los partidos con cargos orgánicos y con cargos institucionales que no cobramos nada, que no percibimos ni un céntimo del partido, y que aportamos nuestro trabajo y nuestras ideas a nuestra organización sin percibir nada a  cambio, más allá de la gratificación personal que tengamos cada uno de ayudar a nuestra manera, a las personas y al triunfo de nuestra forma de crear sociedad civil, más igualitaria y más justa para todos, y desde el espacio que se nos ha cedido para ello.

Eso se llama vocación de servicio público. Y cada día está más claro quién no ha sido inspirado con ella, ni cree en la misma.